Julio César García García: Un Profesor Marcado por la Perseverancia y la Pasión Docente

Con 46 años de edad y una carrera universitaria que se extiende por más de dos décadas, Julio César García García se ha consolidado como un profesor respetado en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM). Casado y padre de tres hijos, García ha enfrentado tanto desafíos personales como profesionales que han forjado su carácter y su estilo docente. Nacido el 15 de octubre, García comenzó su vida académica estudiando Informática, pero su trayectoria como docente no estaba inicialmente en sus planes. Sin embargo, el destino le presentó una oportunidad inesperada cuando, tras culminar su carrera, el decano de su facultad lo recomendó para ocupar un puesto como profesor. Fue así como llegó a Trabajo Social, asignado en una entrevista casual, donde su vida como docente comenzó. A los 23 años, se convirtió en el profesor más joven de la facultad de Trabajo Social, donde tuvo que adaptarse a la enseñanza de estudiantes adultos, muchos de los cuales eran significativamente mayores que él. “Sentía que le daba clases a mi mamá”, recuerda con una sonrisa. Durante sus primeros años como profesor, enfrentó dificultades económicas. Durante 10 años trabajó con contratos temporales, una condición laboral que lo colocaba al final de la lista de pagos. A pesar de las demoras en recibir su salario, nunca abandonó la docencia universitaria, combinando su trabajo en la ULEAM con un puesto en el colegio Leonardo da Vinci. Sin embargo, siempre sintió que su vocación estaba en la enseñanza superior, ya que no disfrutaba de las interacciones con los padres de familia en la educación secundaria. El punto más crítico de su carrera en Trabajo Social llegó cuando fue acusado injustamente de acoso sexual, un episodio que puso a prueba su fortaleza emocional y profesional. La acusación, motivada por conflictos con la decana de la facultad, fue eventualmente desmentida, pero García tuvo que enfrentarse a la justicia y defender su inocencia. Sorprendentemente, con el tiempo, tres de las estudiantes que lo acusaron se convirtieron en amigas cercanas, demostrando que García no guardaba rencor. A pesar de haber superado la situación, su permanencia en la facultad de Trabajo Social llegó a su fin. El rector de la universidad le sugirió que considerara otras opciones y, finalmente, tras recibir ofertas de varias facultades, García eligió trasladarse a la carrera de Comunicación en 2014. El cambio fue emocionalmente difícil, ya que sentía que dejaba atrás su hogar en Trabajo Social. Sin embargo, desde entonces ha encontrado un nuevo espacio en Comunicación, donde ha continuado impartiendo clases y ganando el respeto de sus estudiantes. A lo largo de su carrera, García ha adoptado una postura humilde y reflexiva respecto a su rol como docente. No se preocupa por las evaluaciones formales de los estudiantes, sino por el impacto que tiene en ellos día a día. "No me interesa lo que dice el papel; me importa lo que mis estudiantes ven en clase", comenta. Actualmente, además de ser profesor en la carrera de Comunicación, también ocupa el cargo de presidente de la comisión académica. A lo largo de los años, Julio César García ha demostrado que la pasión por la enseñanza, junto con la resiliencia, son fundamentales para superar los desafíos que la vida académica puede presentar.


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